La demencia es una diminución de la capacidad intelectual en comparación con el nivel previo de función y, por lo general, esta disminución se acompaña de cambios psicológicos y del comportamiento.
Muchas personas que padecen demencia, especialmente en los inicios de la enfermedad, son cuidadas por su familia. El progresivo deterioro de las funciones mentales y psíquicas tiene como consecuencia una elevada dependencia por parte de la persona con demencia respecto a su cuidador/a.
Una vez que la familia recibe el diagnóstico de que su familiar tiene Alzheimer u otra demencia se encuentra con que no disponen de información para atenderlos adecuadamente, provocándoles angustia y preocupación ante lo que ocurrirá.
La progresiva pérdida de capacidades y las dificultades para desenvolverse en su medio cotidiano implica unas atenciones y cuidado cada vez más continuos, provocando una sobrecarga física y mental de los/as cuidadores.
En todas las fases de este proceso puede intervenir Tsocial. Así, podemos trabajar con las familias: en el momento de recibir el diagnóstico (explicarles cómo es el desarrollo de la enfermedad), durante el cuidado de la persona con demencia (cómo actuar ante diversas situaciones, adaptaciones en la vivienda, autocuidado del cuidador/a, grupos de autoapoyo, etc.) y en la gestión del duelo y adaptación a la nueva situación una vez finalizado el proceso.